sábado, 16 de enero de 2010

Por un único debate energético entre anti-CO2 y pro-CO2

¿Está teniendo lugar un debate equivocado sobre los sistemas de producción de energía? ¿Cuál debe ser el debate sobre la energía?

En el panorama actual del debate sobre energía es muy frecuente encontrarse con un debate entre la energía renovable y la energía nuclear. Este es un debate equivocado y dañino. Es equivocado porque no afecta al núcleo del problema, que es un problema gravísimo, y es dañino porque desvía la atención del mismo. Son normales en todos los foros las discusiones entre los pro-renovables y pro-nucleares, llamados así unas veces y otras anti-nucleares y anti-renovables. Es necesario que, de una vez, unos y otros se den cuenta de que están en el mismo bando, el anti-CO2 o pro-clima.

Veámoslo. Pro-renovables y pro-nucleares estarán de acuerdo en lo siguiente:

1) El clima terrestre está cambiando hacia un calentamiento global. Esto es un hecho probado. Baste como dato ilustrativo la desaparición del hielo ártico, pero puede encontrarse una colección de datos irrefutables que no ofrecen lugar a duda en el resumen para los líderes políticos elaborado por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) http://www1.ipcc.ch/pdf/assessment-report/ar4/wg1/ar4-wg1-spm.pdf

2) De no revertirse, los efectos de ese cambio climático pueden ser devastadores para la humanidad. Remito al documento anterior.

3) La razón de ese cambio climático es la actividad humana y, en particular, la emisión de gases de efecto invernadero, especialmente CO2 y CH4. Esto no es un hecho completamente probado, pero son abrumadores los indicios de su veracidad, que se enumeran en el documento del enlace anterior.

4) El grueso del CO2 emitido a la atmósfera por la actividad humana procede de la producción y consumo de energía.

5) Las únicas energías primarias que emiten CO2 son las fósiles (carbón, petróleo y gas natural). Las energías renovables (hidráulica, eólica, solar y otras) y las energías nucleares (de uranio y de torio) no emiten CO2.

Hasta aquí los puntos de acuerdo. Pero, además, unos y otros podrán llegar a coincidir en que el problema del cambio climático y sus consecuencias es el más grave al que se enfrenta la humanidad en estos momentos, y que, por lo tanto, es absolutamente necesario dejar de emitir CO2 de un modo inmediato, sustituyendo la energía producida por carbón, petróleo y gas natural, por energías no emisoras de CO2.

¿En qué medida hay que hacer esta sustitución? ¿Cómo de grave es esto? ¿De la energía que consumimos, cuál es la proporción entre energías emisoras de CO2 y no emisoras de CO2? Las respuestas de pro-renovables y pro-nucleares bien podría ser: ¡en gran medida! y ¡muy grave!, porque España consumió en 2008 un 81% de energías emisoras de CO2 y un 19% de energías no emisoras de CO2 (un 11% de nuclear y un 8% de renovable), según aclara el siguiente gráfico del libro de la Energía en España en 2008, del Ministerio de Industria (http://www.mityc.es/energia/balances/Balances/LibrosEnergia/ENERGIA_2008.pdf , p.38).



Acordado todo esto, unos y otros podrían acordar, a su vez, que, si las renovables pudiesen aportar toda la energía necesaria, no habría razón para producir también energías nucleares. De modo que la pregunta relevante sería: ¿puede producirse toda la energía necesaria a partir de fuentes renovables solamente y hacerlo ya? Hoy por hoy, honestamente, hay que responder que no, y esta respuesta también podría ser aceptada por pro-renovables y pro-nucleares. No, porque que para ello tendría que multiplicar por 15 la producción (un 1500 por 100%), algo que parece irrealizable física y económicamente, y porque la inherente inestabilidad de la potencia aportada por las fuentes renovables obliga a tener siempre otras fuentes de apoyo rápido, o sea centrales de gas natural productoras de CO2.

Así pues, parece lógico pensar que las energías renovables y las nucleares están obligadas a convivir en un futuro de producción energética no emisora de CO2, en el que las renovables aporten toda la energía que sean capaces de aportar y las nucleares –con tecnología renovada que elimine el peligro de proliferación, el riesgo de accidente y la producción de residuos radiactivos de alta actividad- aporten la diferencia hasta un altísimo porcentaje, manteniéndose como únicas energías emisoras de CO2 las de gas natural necesarias para el apoyo de estabilidad de la red eléctrica.

Pro-renovables y pro-nucleares pueden y deben unirse en pro-clima, o anti-CO2, urgentemente.

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